Gestión Emocional

Durante esta clase, exploramos el concepto de gestión emocional y su relevancia dentro del contexto bibliotecario.

Daniel Goleman es un psicólogo, periodista y escritor estadounidense experto en la teoría de la Inteligencia Emocional. Para Goleman las emociones son poderosas y dominarlas la considera​ inteligencia emocional que puede ser aplicada a las bibliotecas.

Imagen: Daniel Goleman

Fuente: https://www.cuerpomente.com/nos-inspiran/daniel-goleman-quien-es-y-que-dice-su-teoria-inteligencia-emocional_12071

Sin embargo, María Isabel Borda Crespo de la Universidad de Málaga, Vicedecana de Relaciones Internacionales y Cultura, define inteligencia emocional en el ámbito de la documentación, donde el personal bibliotecario ilusionado en su trabajo, motivado, comprometido con las exigencias actuales de alfabetización, respetuoso con la diversidad y conocedor de las características de los distintos usuarios. 

La sugiere que una biblioteca donde todos los trabajadores/as desde el líder hasta el personal de apoyo forman un equipo cohesionado, competente a la hora de dar respuestas creativas a cuestiones como la digitalización y el acceso on-line de información. 

Una biblioteca donde no sólo se prestan libros y es una sala de estudios, sino donde el espacio físico y virtual se re-definen para poder multiplicar las posibilidades de servicio de esta institución pública.

En definitiva, cercanía, calidez en el trato con los usuarios e innovación en sus propuestas.  

Por tanto, la inteligencia emocional es una herramienta indispensable en todos los ámbitos de la vida. Como bien dice Goleman, el desarrollo de la inteligencia emocional comienza desde la infancia, siendo crucial para el aprovechamiento de nuestro potencial y gestión de las emociones. 

Por desgracia, no todo el mundo tiene la suerte de tener un instituto o una familia en la que se enseñe la gestión emocional o la gestión de la frustración, por lo que en un futuro puede repercutir en las amistades o en el trabajo.

Es importante reconocer que la inteligencia emocional va más allá del control de nuestras emociones, implica la capacidad de comprender, empatizar con los demás y resolver los conflictos de una manera constructiva. 

Por otro lado, Borda Crespo, María Isabel con su libro Competencia emocional en la biblioteca del nuevo milenio. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, en el que aborda la importancia de la inteligencia emocional en un contexto bibliotecario. Resalta la necesidad de desarrollar habilidades emocionales por parte de los bibliotecarios, para conseguir el éxito de los servicios bibliotecarios.

También se habla de la figura del emprendedor que deberá tener alma de líder y conocer a la perfección la unidad de información. Saber trabajar en equipo y escuchar a sus compañeros/as, usuarios y resto de profesionales del sector. La capacidad de planificar proyectos, iniciativas, compartir su experiencia, entre otras cosas. 

Luego el decálogo del buen profesional en información y documentación de Gloria Pérez Salmerón, en la que destaca una serie de habilidades importantes para el bibliotecario. Comienza primero con la empatía que es entender las necesidades de los usuarios para planificar servicios efectivos, la jerga (lenguaje cercano), la estrategia que consiste en la organización de los servicios y productos teniendo en cuenta las necesidades; el marco legal, el trabajo en equipo, evaluación, actualización profesional y el bienestar.

Además de Gloria Pérez, la psicóloga infantil y de adultos Ana Jiménez Rodríguez ha desarrollado un conjunto de ideas o un paradigma dirigido a los profesionales que trabajan en unidades de información.

Consiste en primero conocerse, sacar lo mejor de uno y sentido de pertenencia, después la autenticidad del bibliotecario, más creatividad y cambio de actitud. 

Las competencias personales abarcan diversas áreas que son fundamentales para el desarrollo y éxito profesional. En primer lugar, la autoconciencia implica el reconocimiento de nuestras emociones, fortalezas y limitaciones, así como la confianza en nuestras capacidades. La autorregulación se refiere a mantener el control en situaciones difíciles, mantener la integridad y adaptarse al cambio con flexibilidad e innovación. La motivación incluye la orientación al logro, el compromiso, la iniciativa y el optimismo para perseguir metas a pesar de los obstáculos.

Por otro lado, la empatía implica comprender y atender las necesidades y sentimientos de los demás, así como promover su desarrollo y satisfacción. Esto se traduce en una orientación al servicio, la gestión de la diversidad y la conciencia política para comprender las dinámicas de poder y emociones en los grupos. La influencia se ejerce mediante la comunicación efectiva, la gestión del conflicto, el liderazgo inspirador y la construcción de relaciones sólidas y de confianza. Finalmente, las habilidades de trabajo en equipo son esenciales para aprovechar las sinergias y alcanzar objetivos colectivos de manera efectiva.

Solo espero que os haya gustado, hasta la próxima publicación 😊


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